Experimentando una vez más con la literatura y la fotografía, con Josep Pla y con las calles de Perpiñán.
Fragmento escrito por el escritor y periodista español en 1930 y recogido en catalán en el libro De l’Empordanet a Perpinyà. Traducción propia al castellano.

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[quote width=»» align=»none»][googlefont font=»Raleway» fontsize=»14″]»Me gusta la vida en Perpiñán: la sedentaria y la de caminar a la aventura y distraerse. Leo los periódicos en el café de la Lonja, que es un establecimiento antiguo y acreditado, con espejos y un porcentaje importante de clientela aficionada a las delicias de este mundo, escéptica, artrítica y razonable. La Lonja de Mar, de piedra antigua, gótica, está delante. A su lado está la Casa de la Villa, en un hermoso edificio, con un patio porticado, delicioso, en el que está la Venus mediterránea, de Maillol, que es un pedazo de escultura reposando perfecta e inteligente. El pequeño cuadrilátero que hacen estos edificios —cerrado al tráfico— es el rendez-vous no solo de los roselloneses importantes. Paseo por las calles estrechas del centro de la ciudad, algunos con porches de madera, me distraigo con los escaparates de las tiendas —población de mercado, el número de sus tiendas es interminable, a veces muy brillantes—, entro y salgo por la catedral, que tiene el defecto, para mi gusto, de la fachada construida con cantos rodados y que contrasta con la deliciosa plaza que tiene delante, paso una hora en alguna de las magníficas librerías que hay en Perpiñán, la agradable y tan bien provista Librería Jeans. La calle está siempre viva, animada, da impresión de solidez y de bienestar.»[/googlefont][/quote]

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