El día que pisé Ginebra mis oídos se alegraron de escuchar, una vez más, el zumbido de la lengua francesa. Salí del tren a una hora en la que la Gare Cornavin era lo más parecido a una colmena de suizos siseantes, que hablaban un francés prácticamente idéntico al de sus vecinos los franceses. Me ofrecí a ayudar a una señora con su maleta gigante y sus tres chiquillos. Durante todo el camino, los tres no habían parado de hablar entre sí algo que sonaba como alemán. “Merci, madame!” me agradeció el que tendría unos 13 años, de enorme sonrisa, cuando dejé la maleta en el suelo.

Cuatro idiomas oficiales en Suiza

“El lenguaje nos ayuda a capturar el mundo, y cuanto menos lenguaje tengamos, menos mundo capturamos.”

Dicho así, los suizos son capaces de capturar más mundo que otros ciudadanos en cuyos países sólo se hable una lengua. En Suiza hay 4 idiomas oficiales: el 65% de la población tiene como lengua materna el alemán, francés el 23%, Italiano el 8,5% y Romanche el 0,5%. Este último idioma tiene un tratamiento especial pues todo documento oficial debe ser publicado y estar disponible en alemán, francés e italiano, mientras que se hace una versión en romanche solo si ésta es demandada. No más de 20.000 personas utilizan este idioma minoritario, y a pesar de ello existen varios dialectos pues todavía no se ha podido fijar una versión normativa que sea hablada por toda esta comunidad.

Esta mezcla de idiomas no es un impedimento para los suizos, cada cantón determina cuál es su lengua oficial aunque siempre debe preservar la armonía entre las comunidades lingüísticas y proteger a las minorías idiomáticas. El alemán predomina en 19 cantones, Ginebra, Vaud, Neucastel y el Jurá son francófonos, en Tesino se manejan en italiano, Berna, Friburgo y Valais son bilingües francés-alemán y en los Grisones son trilingües con el alemán, el italiano y el romanche.

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No acaba aquí esta sopa de idiomas, también hay que añadir que en Suiza hay tantos residentes extranjeros que el número de personas que hablan idiomas no nacionales supera incluso al de italiano-hablantes. ¿Cómo hace entonces un suizo francófono cuando se traslada a un cantón germánico? Y más teniendo en cuenta que, en muchas ocasiones, unos pocos metros (un río, una calle) son la frontera visible entre dos comunidades lingüísticas. Fácil, los suizos están obligados a estudiar desde pequeños, como mínimo, una segunda lengua nacional aunque no se use en su cantón (súmese además el inglés).

Sobre el bilingüismo

Me sorprendió que aquellos niños se dirigieran a mí en francés pues ellos habían estado hablando en alemán. Mientras caminaba hacia el hostel, mi memoria se detuvo en el rostro de un vagabundo que conocí una vez en Luxemburgo. Un señor se me acercó y me habló primero en un idioma del que no entendí ni una palabra. Como no le respondí, me habló en alemán pero yo seguía sin entender qué necesitaba. Probó con el francés y, antes de que yo ya pudiera responderle, lo intentó con el inglés. No recuerdo mucho más de aquello, pero se me quedó grabado a fuego: un vagabundo que hablaba cuatro idiomas.

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Hacer surfing sobre las olas de las lenguas

Los bilingües me sorprenden. Siempre me impresionó escuchar a cualquier persona hablar en varios idiomas con soltura. Pero hay mucha teoría sobre lo que significa ser bilingüe. Según Yohansem: “el hablante bilingüe es aquel que tiene un control nativo de dos o más lenguas”. ¿Cómo se puede tener el mismo nivel de conocimiento de dos lenguas? Estuve leyendo a Elke Montari, lingüista y madre de dos niños bilingües.

  • No es cierto que un niño bilingüe sea la suma de dos monolingües, lo que ocurre es que la persona que habla dos o más lenguas escoge la más apropiada en cada ocasión, de manera que emplea una u otra en función de con quién esté hablando y sobre qué tema. Como el niño suizo que se dirigió a mí en francés, sabía que estaba en un cantón francófono y por eso se dirigió a mí en este idioma.
  • El contexto en el que se aprende un idioma es muy importante. La autora recoge el siguiente testimonio sobre una niña de 8 años que habla inglés y alemán con fluidez : “le faltan conocimientos de temas infantiles en inglés, porque casi todo lo ha aprendido en contacto con adultos, de manera que habla como si tuviese 40 años.” La mayoría de los que hablan en varias lenguas saben contar cosas distintas en lenguas diferentes.
  • Según un estudio de la universidad de Granada, cuando un bilingüe habla en un determinado idioma, el cerebro tiene que esforzarse para mantener al otro en silencio.
  • Los bilingües tienen una ventaja con la “sensibilidad comunicativa”, pues necesitan tener conciencia de qué lengua hablar en qué situación. Además, son capaces de adaptarse a los ambientes en continuo cambio a causa de su experiencia de ambientes lingüísticos separados y por sus (a veces) ambientes sociales y culturales más amplios. Son más creativos de media y tienen muy desarrollada la capacidad de atender a dos cosas al mismo tiempo.

¿Cuál es la edad perfecta para aprender un idioma?

Montari hacía referencia a una situación parecida a esta: “Yo soy de Italia y les hablo a mis hijos en italiano. Mi marido es turco y les habla en turco. Como vivimos en Alemania, entre ellos hablan alemán. No tenemos una lengua familiar en común pero nuestro idioma no ha sido ni es motivo de ningún problema”.

¿Qué sucede si quieres enseñar a tus hijos tu idioma materno? Según Martin Meyer, del departamento de Psicología de la Universidad de Zurich, el periodo óptimo para aprender idiomas pasa entre el nacimiento y los seis años. De 6 a 12 años, el aprendizaje es muy rápido; sin embargo, entre los 12 y los 20 es un mal momento pues el cerebro en esta época sufre muchos cambios.


Fuentes:
Crecer en una familia bilingüe, Elke Montari, 2007

Fundamentos de educación bilingüe y bilingüismo, Colin Baker, 1997
Ventajas del bilingüismo, videoreportaje de Canal Sur

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